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Reseña: La historia de Julian, de R.J. Palacio

19 diciembre 2014

¡Hola a todos! ¿Qué tal estáis? Ajá, soy yo, ¡reseñando! Yo tampoco me lo creo, XD. ¡Espero no volver a ausentarme durante mucho tiempo! Hoy os traigo una reseña exprés (ejem) de un libro muy cortito que tenéis que leer si habéis leído La lección de August y os enamoró tanto como a mí, algo que no dudo que haya hecho dado que es un libro maravilloso. 



Ficha Técnica:
Título: La historia de Julian
Título original: The Julian Chapter
Serie: Wonder
Autora: R.J. Palacio
Editorial: Nube de Tinta
Encuadernación: Rústica con solapas
Nº Páginas: 160
Precio: 10,95€
ISBN: 9788415594420

Orden de lectura de los libros:  

2º- La historia de Julian
3º- El libro de preceptos del señor Browne

Resumen de la editorial: 

¿Qué motivos tiene Julian para odiar a August? ¿Será capaz de asumir sus errores y empezar de nuevo?

WONDER. La lección de August ha recordado a miles de lectores la importancia de ser amable. Pero este no es un libro sobre August, un niño que quiere ser normal a pesar de su aspecto.

Esta es la historia de Julian, el niño que peor se porta con él. No soporta verlo, no soporta que sea amigo de Jack, no soporta que esté en su colegio... y no es capaz de darse cuenta del impacto que sus actos pueden tener en los demás.

Cita del libro:
«Algunas veces es bueno volver a empezar». 

Opinión Personal (sin spoilers): 

Supongo que recordáis a Julian, ese niño odioso al que quisimos estrangular mientras leíamos La lección de August. Ese niño por el cual el colegio entero había empezado a llamar a August el chico Zombi, entre otras tantas maldades que hacían que el pobre se hiciera cada vez más y más pequeño. Pero nunca llegamos a conocer a Julian. De hecho, rara vez llegamos a conocer profundamente la otra cara de la moneda, qué es lo que piensa y siente el acosador y no el acosado. En este libro tenemos la suerte de poder hacerlo.

August ya nos demostró que todos tenemos algo de héroes, porque todos nos enfrentamos al mundo, a la vida. Todos deberíamos recibir una ovación al menos una vez en nuestra vida, porque todos vencemos al mundo. Es una frase maravillosa, ¿no creéis? Y a pesar de que hace mucho tiempo que leí el libro todavía la guardo con cariño en mi memoria. August tiene toda la razón. Todos superamos pruebas y nos rescatamos a nosotros mismos diariamente. Quizá no nos percatamos ni lo valoramos como se merece porque es algo que damos por sentado, que está escrito en nosotros. Pero es así. Son pequeñas batallas que jamás aparecerán en los libros de historia, pero nadie tiene derecho de quitarle la importancia que se merece; ni siquiera tú. Porque vivir cada día es una aventura, una carrera llena de obstáculos, un enorme signo de interrogante; y eso es algo que merece un premio. 

Julian, en cambio, nos enseña que no todos los villanos son solo villanos nacidos para hacer el mal y causar daño, que no todo tiene por qué ser blanco o negro. Nos deja claro que los villanos también tienen sentimientos, que pueden tener miedo, llorar de felicidad o tristeza, avergonzarse y, por supuesto, arrepentirse de sus actos. Y es que Julian no es que sea un villano, es más bien un niño incomprendido y bastante mimado que se encuentra un poco perdido y no sabe muy bien qué hacer para encontrarse; por lo que actúa de la única manera que sabe hacerlo: atacando. Es más fácil anticiparse, atacar y herir antes que cerrar los ojos y esperar unos golpes que, sabes, llegarán de un momento a otro. Es más sencillo llevar la delantera que arriesgarse y quedarse en el banquillo.

Y es que Julian no es August. Él está acostumbrado a brillar, a ser alguien, a estar rodeado de amigos y que su voz se oiga allá a donde va. Es lo que siempre ha tenido y es difícil perder las viejas costumbres. Para él August es esa persona contra la cual jamás podrá luchar. Porque no sabe cómo hacerlo, porque August representa sus miedos más profundos, porque frente a él se siente perdido, insignificante a pesar de que lo tiene todo para creerse superior. No, Julian no puede luchar contra August. No se puede luchar contra un héroe: los héroes siempre ganan.

Me ha gustado muchísimo el libro, especialmente la segunda parte con la que he llorado a moco tendido. He pasado de aborrecer a Julian a tenerle cariño, a comprenderlo aunque la justificación de sus actos sea básica. Julian es solo un niño que necesita aprender. Y lo hará, vaya que sí. Y es que, a veces necesitamos a esos pequeños héroes, como August, que consiguen que un villano se convierta también en un héroe.

La única pega que le pongo es que es tan corto que apenas puedes paladear la historia cuando te das cuenta de que no hay más páginas. Lo bueno es que Nube de Tinta ya le ha puesto solución y hace poco ha salido a la venta un nuevo libro, El libro de preceptos del señor Browne, que espero no tardar en leer. 

La historia de Julian es una historia conmovedora que nos muestra la otra cara de la moneda y que a pesar de su corta extensión consigue hacerte olvidar que un héroe no es un héroe sin un buen villano contra el que luchar, así como que a veces necesitamos villanos para aprender a ser héroes. 


8/10 Un libro precioso que consigue meternos en la piel de un niño que solo necesita una lección, la lección de August, para aprender que tú eliges la manera en que quieres que te recuerden.
 

¿Lo habéis leído? ¿Os enamoran tanto como a mí las historias de Wonder?

¡Un besote a todos! 

Estoy viva… ¡o eso creo!

06 diciembre 2014

¡Hola a todos! ¿Qué tal estáis? Sí sí, que el blog sigue vivo y nosotros también… o eso creo. Yo lo estoy, o al menos lo estaba cuando me desperté esta mañana y un segundo antes de escribir esta línea. Para demostrarlo subo algunas fotitos que tengo a mano de hace un par de semanas que fui a Camden Town y Oxford Street. 

En cuanto a los demás administradores (que sí, que hay más, no lo habéis soñado ni yo tampoco!!), eso sí que no os lo puedo asegurar. La última vez que hablé con Silvia estaba perdida en algún rincón de Alemania, y por ahí seguirá (acabo de recordar que debería enviarle un wasap!). En cuanto a los otros dos he llegado a la conclusión de que Sunako es muy tímida y le cuesta asomar esa preciosa carita que tiene (¡¡venga Sukano, que queremos entrada!!). Y Sade dudo que vuelva a participar en el blog, así que supongo que ya va siendo hora de que nos despidamos de él.

Pero… que esta entrada es para hablar un poquito de mí (sí, me he vuelto muy egoísta yo, jeje).

Antes que nada quiero disculparme con vosotros por haberos tenido abandonados todo este tiempo. Como ya sabéis, ahora estoy viviendo en Inglaterra como Au Pair y he tenido unos meses bastante complicados y sin apenas tiempo de nada. No solo he tenido que adaptarme a todo lo que conlleva un cambio de residencia, empezar clases y un etc muy pero que muuuy largo… sino que, además, tuve que cambiar de familia unas semanas después de llegar (es una larga historia y no os quiero aburrir), seguir escribiendo y sí, también visitar sitios, conocer gente y despejarme de la rutina diaria.

Estoy muy contenta del paso que he dado. El inglés me cuesta muchísimo, sobre todo a la hora de hablar (aquí deben pensar que soy media muda, ¡yo que hablo por los codos!), pero he hecho grandes progresos con el listening. Cuando llegué no entendía nada de nada y una amiga me hacía de traductora. Ahora soy capaz de ir al banco y arreglármelas sola, lo que para mí ya es un paso enorme. Entiendo perfectamente si me hablan despacio y vocalizando (como a mi profesora del College, por ejemplo), pero cuando me hablan con acento pronunciado, comiéndose palabras y hablando rápido me pierdo por el camino. Las mañanas cuando llevo a los niños al colegio y escucho a las madres hablar son un dolor de cabeza! (XD). En fin, que poco a poco. Y aquí me quedaré hasta que aprenda, of course.

Esto es precioso, como un cuento. Cada semana descubro algo diferente o apunto algún sitio nuevo que quiero visitar. Vivo en Maidenhead, Berkshire, un pueblo a unos 40 minutos en tren del centro de Londres. Y a pesar de que el pueblo es muy pequeño y de que poco se puede hacer por aquí me encanta porque es tranquilo y tienes la estación para desplazarte a donde quieras ir. Londres está genial para los fines de semana pero, sinceramente, me estresa mogollón la cantidad de gente que hay. No podría vivir allí. Pero eso no quita que cada vez que vaya sea como una fiesta. Sé que ya me cansaré de ir, pero de momento pienso disfrutar al máximo cada visita. 

Por supuesto, no todo es color de rosa. Echo de menos muchas cosas que no pensaba que echaría de menos. Como el sol, la comida, el poder quedar con mis amigas a las 6 de la tarde para tomar café. Aquí anochece ya sobre las 16:30, las tiendas cierran a las 18:00 y pese a que conozco gente maravillosa, no puedo quedar con quién realmente quiero quedar. Pero bueno, es una experiencia que no cambiaría y que me está enriqueciendo como persona. Es cierto que es un paso que debería haber dado mucho antes, pero no hay mal que por bien no venga. Los planetas se alinearon para que yo pudiera estar aquí ahora, en este momento, escribiendo estas líneas mientras pienso en lo que voy a hacer a continuación. Hoy es día de escritura y lectura, y de ser un poquito más yo (si es que eso es posible). Uno de esos días en los que te levantas feliz aunque no tengas ningún plan pensado, aunque haga un frío de mil demonios y el único plan sea ponerte unos auriculares y salir a caminar con un buen abrigo para después volver a casa y refugiarte en tu habitación, con una buena manta, un chocolate caliente y un buen libro. 

Y hablando de libros… ya os digo que apenas he tenido tiempo de nada. Creo que en el tiempo que llevo aquí me habré leído unos tres libros. Pero las ansias consumistas no me las quita nadie. Booky se ha convertido en mi página favorita del mundo mundial. Es increíble que me lleguen antes libros en español aquí que cualquier libro que pida viviendo en Canarias. Ya os enseñaré en las próximas entradas cuáles han sido mis adquisiciones desde que he llegado. Sigo planteándome lo de hacer vídeos, pero hay tantos booktubers que siento que no voy a aportar nada nuevo, eso seguro.

Y nada chicos, que voy a retomar el blog poquito a poco. Que lo echo de menos, que os echo de menos y ya que estoy lejos de mi casa, quiero sentir que no he perdido esta que siempre ha sido mi segunda casa.

Esta foto frente a la tienda Disney va dedicada a Sunako y a Elena, que sé que les encanta y que en Canarias nos hemos quedado sin ellas.  


¡Un besote enorme!